Antes
de proceder al análisis del incumplimiento de las máximas, he realizado una
segmentación del diálogo para esclarecer la temática de cada una de las partes
en las que se divide y poder referirme a ellas en el comentario posterior.
1ª
parte: establecimiento de la comunicación
-Recibimos
ya la primera llamada que suena espontánea en las noches de España. Va, a ver,
amiga o amigo de la noche, dígame:
-¿Encarna?
-Encarna
de noche para todos los amigos del mundo, dígame.
-¿Encarna?
-Sí,
Encarna de noche.
-¿Oiga?
-Sí,
oigo perfectamente gracias a que tengo...
-Me
oiga por favor.
-Sí,
la oigo perfectamente, vamos a ver amiga.
-Encarna.
-Encarna
de noche para todos los amigos de España, dígame.
-¿Encarna?
-Vamos
a ver, amiga sorda de la noche, vamos a ver, directamente al pueblo, Encarna de
noche, pregúntaselo a Encarna.
-Por
favor, me ponga con Encarna de noche.
-Encarna
de noche directamente puesta, vamos a ver.
-¿Encarna?
-¡¡¡Síiiii!!!
-Oye.
-Sí.
-¿Encarna?
-Encarna
de noche, vamos a ver, amiga.
-Mira
bonita, es que te siento muy lejos, eh.
-Pues
bueno, siéntate un poquito más cerca y verás como nos entendemos a la
perfección, venga, vamos a ver.
2ª
parte: presentación de la radioyente
-Oye,
mira, te llamo de aquí, de Algete.
-Vaya,
por fin se ha normalizado la comunicación gracias a la colaboración de nuestros
colaboradores.
-Oye,
¿Encarna?
-¡¡¡Síiii!!!
-Que
digo, que te llamo de aquí, de Algete.
-Ya
te he oído, Algete, bonitos pueblos de la geografía de España.
-¿Cómo
dices?
-Bonitos
pueblos de la geografía de España.
-¿Cómo?
-Que
es muy bonito el pueblo, leche.
-Oye,
Encarna, te llamaba para felicitarte por el programa que nos gusta mucho, y
tienes un programa fabuloso y extraordinario, bonita.
-Bueno,
¿y a ti que te importa como tengo el programa?
3ª
parte: explicación «ordenada» de los motivos de la llamada de la radioyente
-Oye,
Encarna de noche.
-¿Sí?
-Mira,
que te llamo, porque resulta que estaba yo friendo unas empanadillas, sabes,
porque resulta que tengo yo a dos chicos aquí haciendo la mili en Móstoles, y
digo, voy a llamar a Encarna ahora no sea que luego sea muy tarde y se me
quemen las empanadillas y me quede yo sin escuchar el programa que me gusta
mucho, ¿sabes? Y como yo me estaba en ese momento terminando de aviar no sea,
es que tengo yo dos chicos haciendo la mili en Móstoles.
-En Móstoles.
-Y como, y digo, voy a llamar a Encarna ahora no sea que luego me se quemen las empanadillas y me quede yo sin sentir el programa que me gusta mucho a mí. Y ha sido la cosa mía de llamarte. Es que como tengo dos chicos haciendo la mili aquí en Móstoles, pues digo voy… ¿Oye? Encarna.
-¡¡¡Síiiiii!!!, Encarna de noche.
-En Móstoles.
-Y como, y digo, voy a llamar a Encarna ahora no sea que luego me se quemen las empanadillas y me quede yo sin sentir el programa que me gusta mucho a mí. Y ha sido la cosa mía de llamarte. Es que como tengo dos chicos haciendo la mili aquí en Móstoles, pues digo voy… ¿Oye? Encarna.
-¡¡¡Síiiiii!!!, Encarna de noche.
4ª
parte: monólogo de la radioyente carente de sentido
-Oye, que digo, que digo, que como tengo dos empanadillas haciendo la mili en Móstoles, pues digo, voy a freír a los chicos no sea que luego me se quemen y me quede sin escuchar a Encarna de Móstoles, ¿sabes? Es que tengo dos empanadillas haciendo la mili con, con Encarna, y como en ese momento estaba yo friendo a los chicos digo, no sea que se me queme Móstoles. Que tengo yo dos chicos haciendo las encanadillas con Mili. Como tengo, como tengo, como tengo, como tengo dos Encarnas haciendo la mili conmigo pues digo, no sea que me queme, y luego no me pueda freír, y esa ha sido la cosa mía de freírme, porque digo voy a llamar a Empanadilla no sea que se me quemen los chicos, es que tengo dos milis haciendo las empanadillas con Encarna, ¿sabes, Móstoles? Y digo, no sea que se me quemen las Encarnas que tengo dos Encarnas friéndose, y digo llamo a los chicos, me frío y luego me quemo, sabes, es que yo hago la mili en Móstoles, que me gusta mucho, y luego escucho empanadilla de noche, y digo voy a freírme ahora no sea que luego me queme, así ya luego llevaré a los chicos a hacer encanadillas, ¿sabes, Móstoles? Así me frío y ya luego quemo Móstoles, que si quemo Móstoles no veas.
-Oye, que digo, que digo, que como tengo dos empanadillas haciendo la mili en Móstoles, pues digo, voy a freír a los chicos no sea que luego me se quemen y me quede sin escuchar a Encarna de Móstoles, ¿sabes? Es que tengo dos empanadillas haciendo la mili con, con Encarna, y como en ese momento estaba yo friendo a los chicos digo, no sea que se me queme Móstoles. Que tengo yo dos chicos haciendo las encanadillas con Mili. Como tengo, como tengo, como tengo, como tengo dos Encarnas haciendo la mili conmigo pues digo, no sea que me queme, y luego no me pueda freír, y esa ha sido la cosa mía de freírme, porque digo voy a llamar a Empanadilla no sea que se me quemen los chicos, es que tengo dos milis haciendo las empanadillas con Encarna, ¿sabes, Móstoles? Y digo, no sea que se me quemen las Encarnas que tengo dos Encarnas friéndose, y digo llamo a los chicos, me frío y luego me quemo, sabes, es que yo hago la mili en Móstoles, que me gusta mucho, y luego escucho empanadilla de noche, y digo voy a freírme ahora no sea que luego me queme, así ya luego llevaré a los chicos a hacer encanadillas, ¿sabes, Móstoles? Así me frío y ya luego quemo Móstoles, que si quemo Móstoles no veas.
Grice
propuso una serie de máximas (pautas intuitivas, no prescripciones) que
conforman lo que él denominó principio de cooperación. En el texto
propuesto, estas máximas no se satisfacen del siguiente modo:
§ Máxima de cantidad: se refiere a
que la contribución de los hablantes sea todo lo informativa que se requiera y
no más de lo necesario. Esta máxima se viola en todas las partes del texto de
esta forma:
o
Primera parte: en una conversación que
cumpliera con esta máxima, el establecimiento del contacto entre la radioyente
y la presentadora se habría culminado con un par de mensajes. En cambio, en
este caso, el establecimiento de la comunicación se alarga desmesuradamente,
probablemente debido a diversos motivos: quizás exista un problema técnico en
la línea telefónica (pero este es un recurso que ya explota Martes y Trece en
el siguiente gag: https://www.youtube.com/watch?v=2j1N6Wxe0C0)
o bien la radioyente tenga problemas auditivos. También el hecho de que la
radioyente llama a la radio para ser escuchada y no para escuchar interfiere en
el establecimiento exitoso de la comunicación. Podríamos hablar, por tanto, de
una supresión abierta de esta máxima, ya que la radioyente claramente se
niega a colaborar prestando atención a lo que le dice la presentadora.
o
Segunda parte: la máxima de cantidad se
incumple porque la radioyente aporta información sobre su procedencia, la cual
no es necesaria. Asimismo, la comunicación sigue sin ser fluida y el diálogo
resulta, de nuevo, repetitivo.
o
Tercera parte: la radioyente aporta
información innecesaria y lo hace, además, de manera repetitiva. Exceden la
cantidad de formación requerida los siguientes datos: que está friendo
empanadillas, que tiene a dos chicos haciendo la mili en Móstoles y que se está
terminando de aviar. Estos datos los repite en varias ocasiones y, de nuevo, la
radioyente se muestra poco o nada colaboradora con su interlocutora, ya que no
le permite intervenir.
o
Cuarta parte: esta última parte contiene
el clímax del gag humorístico pues, a la cantidad ingente de datos irrelevantes
que aporta la radioyente se añade el hecho de que ahora se presentan
desordenados (lo veremos cuando hablemos de la máxima de manera).
La
máxima de cantidad hace reír al espectador porque la repetición de información
conocida provoca la impaciencia y la desesperación de Encarna, personaje
interpretado por Millán Salcedo en el que van apariendo tics faciales (en ojos
y boca) conforme el gag se va acercando a su punto culminante.
§ Máxima
de veracidad o cualidad: se refiere a que la contribución de los hablantes debe
ser verdadera. En las tres primeras partes no hay pruebas que determinen que
los datos que la radioyente aporta sean falsos. Por lo tanto, el espectador da
credibilidad al hecho de que su pueblo natal sea Algete, a que sea admiradora
del programa, a que esté friendo empanadillas o a que sus hijos hagan la mili
en Móstoles. La violación de esta máxima se produce en la cuarta parte, cuando
la radioyente produce una violación encubierta de esta máxima, es decir,
es responsable de inducir a error a su interlocutora. Esto se produce porque
aporta datos falsos, que sabemos que lo son no porque tengamos constatación de
ello sino porque suponen casos absurdos e irrealizables, como que las
empanadillas o la radioyente hagan la mili, que los chicos, Encarna o ella
misma se puedan freír o que la presentadora se llame Empanadilla y el programa Empanadilla
de noche en lugar de Encarna y Encarna de noche respectivamente. No
obstante, más que como un engaño intencionado por parte de la radioyente, el
espectador percibe este monólogo como una violación de la máxima de manera,
como veremos más adelante.
§ Máxima
de relación o relevancia: se refiere a que las intervenciones de los hablantes
se relacionen con aquello de lo que se está conversando. La insatisfacción de
esta máxima se percibe, sobre todo, en las partes tres y cuatro. Es en ellas
donde la radioyente habla de lo que está haciendo en ese momento en su casa
(entendemos que está en su casa porque este gag se rodó en 1986, cuando aún no
usábamos teléfonos móviles, y porque la radioyente está friendo empanadillas,
lo cual nos lleva a pensar que lo está haciendo en la cocina de su domicilio).
La información de sus circunstancias personales no es relevantes en la conversación.
El programa en el que se basa el gag humorístico de Martes y Trece, Encarna
de noche, existió en realidad y se emitió entre 1978 y 1984. A él solían
llamar personas que trabajaban de noche, como camioneros, taxistas o panaderos
(a ellos se refiere Millán Salcedo al comienzo del gag humorístico). Por ello,
resulta cuanto menos chocante que una señora, ama de casa, llame de madrugada
para contar que sus hijos hacen la mili en Móstoles y que está friendo
empanadillas. Es irrelevante, por tanto, no solo la información que aporta esta
radioyente sino también su intervención misma, ya que el programa está
orientado a la recepción de otro tipo de llamadas, de un perfil distinto del
suyo.
§ Máxima
de manera: se refiere a la claridad y al orden con los que el hablante debe
decir las cosas. Desde el principio, la radioyente construye un discurso
desordenado, incoherente y desestructurado. Una vez que se normaliza la
comunicación, la secuencia de datos que va presentando la radioyente en la
segunda y la tercera parte es la siguiente: lugar de procedencia (no facilita
su nombre, que habría sido lo esperable), admiración por el programa, actividad
que está realizando (friendo empanadillas), actividad que realizan sus hijos y
el lugar donde la hacen (la mili en Móstoles), admiración por el programa, actividad
que está realizando (terminando de aviarse), actividad que realizan sus hijos y
el lugar donde la hacen… Como se puede apreciar la radioyente entra en bucle y,
además de no presentar más información nueva, desordena todos los datos que
había dado anteriormente. En la cuarta parte mezcla conceptos incompatibles y
construye enunciados absurdos (correctos gramaticalmente, pero incorrectos
desde el punto de vista semántico y pragmático). Ejemplo de ello son las
construcciones tengo dos empanadillas haciendo la mili en Móstoles, voy
a freír a los chicos, tengo dos Encarnas haciendo la mili conmigo o
tengo dos milis haciendo las empanadillas con Encarna (entre muchas otras).
Esta última parte es la que concentra el mayor efecto humorístico pues combina
la violación, como hemos visto, de todas las máximas: contiene más cantidad de
información de la requerida, carece de veracidad, no es relevante y es
desordenada y confusa.
Hemos visto que es
principalmente la radioyente quien incumple las máximas del principio de
cooperación de Grice. Pero este filósofo admitió que puede haber otras máximas
que complementen las que él determinó como, por ejemplo, la de la cortesía. En
el gag humorístico esta también se incumple, pero, esta vez, por parte de la
presentadora. La radioyente en ningún momento se muestra descortés ni
manifiesta intención de ofender a su interlocutora. En cambio, la presentadora
muestra su impaciencia y su desesperación gritando, contestando con o ironía o
incluso descalificando a la radioyente (amiga sorda de la noche).
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