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La sátira de cuatro nobles en las Coplas de la Panadera


Las Coplas de la Panadera es una sátira escrita en el s. XV contra los nobles que participaron en la batalla de Olmedo (1445). En ellas, cuarenta y ocho coplas en total, se ridiculiza la actuación de los que en ella intervinieron. Los cuatro personajes que he escogido son Pedro de Mendoza, el conde de Alba, Juan de Tovar y el obispo de Sigüenza.

Pedro de Mendoza es nombrado en la siguiente copla:
Persona tan postrimera
nunca oí yende o destroza
como Pedro de Mendoza,
que es fama que se escondiera,
e dicen que descendiera
del rocín y entró en un pozo
porque de él hubiese gozo
la madre que lo pariera.
Di, Panadera
Pedro de Mendoza (al que no hay que confundir con el almirante granadino que viajó a América) es tachado de cobarde, pues se cuenta que bajó de su caballo y se escondió en un pozo. Para rematar la copla, el autor alega que, por esta actuación de él hubiese gozo
la madre que lo pariera, lo que podemos interpretar como que ni su madre estaría orgullosa de él, o bien que, por esconderse, volvería vivo y su madre se alegría. En cualquier caso, en el pozo, a salvo, estarían contentos él y la madre que lo parió (a modo de insulto).

Al conde de Alba hace alusión en el siguiente fragmento:
El conde de Alba, maguera
buen caballero esforzado,
muchas veces se ha loado
de cosas que non fiziera;
en la batalla primera
fizo su deber por soma,
pero no tanto ni como
por sus cartas escribiera.
Di, Panadera.
En esta copla, el conde de Alba es acusado de ser un mentiroso que presume de hazañas que no ha llevado a cabo. En la primera de las batallas hizo su deber "por soma", es decir, en lo esencial. Hizo lo menos posible y luego se dedicó  a escribir cartas glosando sus hazañas. Por lo tanto, a pesar de ser un caballero esforzado, no es más que un fanfarrón.


De Juan de Tovar habla en esta copla:
Juan de Tovar como viera
el fecho tan mal parado,
puso su firme cuidado
en buscar la madriguera,
lo cual por obra pusiera
según que lo bien pensó,
por lo cual no falleció
a su rocín espolera.
Di, Panadera.
El Juan de Tovar que nos atañe no debe ser confundido con el homónimo sacerdote y escritor mexicano nacido en el s. XVI. El protagonista de esta copla hubo de ser un personaje cobarde que, como hiciera Pedro de Mendoza, tuvo tanto miedo (como viera el fecho tan mal parado) que prefirió buscar cobijo saliendo a toda prisa de allí cabalgando en su rocín.  

El Obispo de Sigüenza es nombrado en estos versos:
Por más seguro escogiera
el obispo de Sigüenza
estar, aunque con vergüenza,
junto con la cobijera,
mas tan gran pavor cogiera
en ver fuir labradores
que a los sus paños menores
fue menester lavandera.
Di, Panadera.
El Obispo de Sigüenza es, de estos cuatro, el que peor parado sale, pues, además de ser tachado de cobarde (hasta el punto de hacerse sus necesidades encima) es acusado de andar con mujeres de dudosa reputación, pues, aunque dice que se fue con ella avergonzado, se escondió con la alcahueta.

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