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Teatro histórico en lengua española


El teatro histórico es aquel que lleva a cabo una reflexión acerca de la historia, seleccionando lo que considera más significativo de una época, teniendo en cuenta que el público ya tiene unas ideas preconcebidas sobre la misma. Es un género de moda hoy día y ha experimentado picos de popularidad debido a la celebración de efemérides. En otra época fue un recurso de algunos autores para evadir la censura y, a veces, contiene intención didáctica en tanto que busca transmitir nuestra memoria histórica.
Sus orígenes se remontan a finales del s. XVI de la mano de Cervantes (Numancia) o Lope de Vega (El último godo). Posteriormente, Calderón de la Barca escribió dramas sobre los luteranos, Enrique VIII y Ana Bolena, la sublevación de los moriscos...
No obstante, la época dorada del drama histórico español llegaría en el Romanticismo, que se nutrió, a su vez, del teatro barroco. Los recursos utilizados por el teatro histórico en el s. XIX fueron la asimetría compositiva, la alternancia de prosa y verso, la naturalidad expresiva... Los personajes eran psicológicamente densos, es decir, presentaban conflictos enfrentados a la moral establecida. Los temas escogidos buscaban algún tipo de relación con la actualidad y estos, a menudo, se mezclaban con elementos fantásticos procedentes de las por entonces exitosas comedias de magia. Los dramas románticos funcionaban como melodramas neoclásicos invertidos, es decir, el final era trágico e injusto, negándose al héroe aquello que el público (inducido por el autor) creía que merecía. Los autores más importantes fueron:

Autor
Obra
Larra
Macías: presenta paralelismo con la vida de su autor quien, tras un romance fallido (unido al fracaso de sus aspiraciones políticas) se suicidó
Martínez
de la Rosa
La conjuración de Venecia
Duque de Rivas
Don Álvaro o la fuerza del sino:  inauguró el teatro romántico español, pues presentaba todos los elementos típicos del Romanticismo (hombre que se ve arrastrado a la desgracia por el destino, amor como lucha y sufrimiento...)
García Gutiérrez
El trovador
Hartzenbusch
Los amantes de Teruel
Gómez de Avellaneda
Saúl: tragedia de carácter bíblico
Baltasar: uno de los mayores éxitos de la época (50 noches seguidas)
Bretón de los Herreros
Don Fernando el Emplazado
Zorrilla
Representó la España caballeresca de nobles capitanes, moros galantes, princesas... Revivió la España imperial, aunque sus protagonistas obraban a la manera romántica, e introdujo elementos fantásticos.

En el s. XX, el género histórico ha seguido siendo uno de los cauces preferidos por gran parte de los autores dramáticos españoles. Frente a los dramaturgos franquistas que presentaban la historia idealizando el pasado e ignorando el presente, surgió una corriente que impulsó el teatro histórico con otros fines, como puede apreciarse en las consideraciones de los siguientes dramaturgos:
  • Buero Vallejo defendía que el teatro histórico no tiene por qué ceñirse a una total fidelidad cronológica. Hay que mezclar con tino aspectos inventados y hechos históricos para abrir nuevas vías de interpretación de la historia. Escribir teatro histórico es, por tanto, reinventar la historia, pues esta sirve como conocimiento por y para la actualidad. Está de acuerdo con Lukács en el hecho de que la historia es algo que interviene y condiciona la vida cotidiana.

  • A Gala no le interesaba el teatro estrictamente histórico, pues contar una historia solo por entretener no vale la pena (a no ser que ese sea su único fin). Defendía la libre interpretación de los personajes históricos por los dramaturgos, ya que se han convertido en estereotipos intocables y así no eran en realidad.

  • Rodríguez Méndez distingue entre:
    • Teatro histórico: propio de la época romántica y cuyo interés es reconstruir la historia.
    • Teatro historicista: característico del s. XX, en él el autor manipula la historia para expresar su ideología. Toynbee revolucionó los estudios históricos influyendo en esta nueva concepción de la historia que adoptaron autores como Brecht, Buero Vallejo y la generación realista. Para ellos, la historia es solo un instrumento.

  • López Mozo anima a desmitificar la historia para no volver a cometer los mismos errores. Pone como ejemplo a Miralles, autor que afirmaba servirse del ayer para mostrar el hoy ("Yo no escribo teatro histórico, yo utilizo la historia como recurso literario [...] el teatro histórico no existe, sino que va existiendo. Lo que escribimos hoy será histórico mañana") y a Mayorga, quien afirma que el teatro histórico siempre dice más acerca de la época que lo produce que acerca de la época que representa.

  • Sanchis Sinisterra ha utilizado la historia como recurso teatral en obras como ¡Ay, Carmela! (en la que homenajea a las Brigadas internacionales que acudieron a España durante la Guerra Civil) y Ñaque, o de piojos y actores (en la que aborda la problemática común entre los intérpretes del Siglo de Oro y los actores del presente).

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