El marqués de Villena, por sus estancias en Italia, era conocedor de su
literatura y ello le hizo ser consciente de la decadencia de la nuestra. Se
propuso crear una Academia a semejanza de La Crusca italiana y de la de Richelieu
en Francia. La RAE se constituyó formalmente en 1713, siendo presidente el
marqués de Villena. Su fundación originó protestas como el hecho de que los
académicos procedieran de provincias no castellanas o que un pequeño número de
hombres se constituyeran maestros.
El mayor propósito de la Academia era la creación de un diccionario. Para elaborarlo, el marqués de Villena propuso una lista de autores de los que extraer las palabras y la repartió entre los académicos. Como base se usaron el Thesoro de la Lengua Castellana (Covarrubias) y los Vocabularios de las Academias Italiana y Francesa, aunque el criterio de la RAE difería del de estas. El diccionario recogió voces de la literatura medieval y los escritores barrocos, así como palabras de germanía, dialectalismos, etc. (cosa que no hicieron en Italia o Francia). Se llamó de Autoridades porque sus definiciones se respaldaban con un autor clásico. El primer volumen se publicó en 1726.
Abarcó también aspectos ortográficos, entre los que destacan acabar con la confusión entre b - v - u, el empleo de z y ç o x con sonido de j, reglas sobre la h... Nunca se propuso legislar en materia retórica.
El mayor propósito de la Academia era la creación de un diccionario. Para elaborarlo, el marqués de Villena propuso una lista de autores de los que extraer las palabras y la repartió entre los académicos. Como base se usaron el Thesoro de la Lengua Castellana (Covarrubias) y los Vocabularios de las Academias Italiana y Francesa, aunque el criterio de la RAE difería del de estas. El diccionario recogió voces de la literatura medieval y los escritores barrocos, así como palabras de germanía, dialectalismos, etc. (cosa que no hicieron en Italia o Francia). Se llamó de Autoridades porque sus definiciones se respaldaban con un autor clásico. El primer volumen se publicó en 1726.
Abarcó también aspectos ortográficos, entre los que destacan acabar con la confusión entre b - v - u, el empleo de z y ç o x con sonido de j, reglas sobre la h... Nunca se propuso legislar en materia retórica.
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