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La musicoterapia

Existen datos históricos que demuestran que la música se ha utilizado como terapia ("remedio para curar, paliar o prevenir trastornos físicos y psíquicos en el hombre") desde la Prehistoria. Es una evidencia que esto viene sucediendo en todas las culturas y pueblos que han existido a lo largo de la historia.
En las tribus prehistóricas, los denominados "chamanes" (brujos curanderos) se valían de la música (a través de ritmos generados por instrumentos de percusión) para ahuyentar a los malos espíritus o propiciar la lluvia, así como alcanzaban una especie de trance debido a la reiteración de estos ritmos.

Griegos y romanos también otorgaban un poder místico a la música, relacionándola con su politeísmo, es decir, creían que la música provenía de los dioses y que, por tanto, tenía facultades divinas. La consideraban, por tanto, capaz de curar enfermedades, ya que, para ellos, caer enfermo era sinónimo de haber pecado y la música era la única capaz de "aplacar la ira de los dioses". Es reseñable, además, que en Grecia existía una teoría denominada la "teoría de los cuatro humores". Con ella se pretendía explicar el funcionamiento del cuerpo basándose en la existencia de cuatro sustancias líquidas (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra, llamados humores) que deben mantenerse en equilibrio para garantizar el estado de salud del individuo. Supuso una teoría médica muy importante y duradera en la cual la música tuvo un papel relevante gracias a su facilidad para equilibrar y normalizar los humores.
Hablando de Grecia no podemos olvidar a los grandes filósofos, los cuales plasmaron en sus obras la importancia de la música en relación a la armonía del cuerpo (Pitágoras), a su poder de calmar trastornos emocionales (Platón, Las Leyes) y a su capacidad de trasladar al ser humano a un estado de catarsis (Aristóteles).
La Biblia también se hace eco de los efectos terapéuticos de la música. Un pasaje en relación a Saúl y David narra cómo el último, por medio de los sones de su arpa, apaciguaba los trastornos depresivos del primero. En este caso, sale de manifiesto la importancia de la relación entre el enfermo y el terapeuta, ya que el tratamiento tuvo efecto cuando existía una complicidad entre ellos pero, una vez se hubo deteriorado la relación, la terapia perdió eficacia.
Más adelante, en la Edad Media, se sigue manteniendo la teoría griega del "ethos", es decir, la que otorga a la música la cualidad de influir en las emociones humanas. El teórico Johannes Tinctoris escribió en esta época el primer diccionario de términos musicales, donde desarrollaba los efectos que provoca la música en el hombre.
Posteriormente, hallamos la doctrina de los afectos, que apareció en el Barroco y fue el modelo compositivo a seguir. Esta teoría afirmaba que cada giro melódico se asociaba con un estado ánimo. Por lo tanto, el músico debía seguir una serie de directrices a la hora de componer una obra dependiendo del efecto que quisiera producir en el oyente.
Esta doctrina supuso un paso decisivo en favor de la creencia social en los poderes afectivos y estimulantes de la música. En musicoterapia constituye la explicación de la importancia de la elección de la música en el tratamiento.
En el siglo XIX hallamos los primeros estudios médicos con respecto a los efectos de la música por parte de Edwin Atlee y Samuel Mathews. El psiquiatra Benjamin Rush promovió el uso de la música como terapia para los enfermos mentales y el historiador Charles Burney citó en su libro varios casos de tratamiento aplicado de la musicoterapia.
George Alder Blumer es una figura clave en la historia del uso de la música como elemento terapéutico, al incluir un programa de musicoterapia en un centro de salud. Asimismo, James Leonard Corning se encargó de anotar los efectos que provoca la música en enfermos mentales.  
Es durante el s. XX cuando la musicoterapia experimenta un asentamiento como tratamiento terapéutico. Tras la Segunda Guerra Mundial, los soldados que regresan a Estados Unidos son tratados con diferentes sones musicales para reavivar su estado de ánimo. Hay que destacar que, también en Estados Unidos, se crearon diferentes asociaciones que impulsaron la musicoterapia, destacando la American Music Therapy Association. No obstante, fue en Argentina donde se utilizó el término musicoterapia por vez primera. Este hecho se produjo a principios de siglo con la publicación de la revista Bibelot, en el que José Ingenieros exponía su trabajo sobre la materia. En Argentina se crearon diferentes comisiones de musicoterapeutas así como la carrera universitaria de musicoterapia en 1967. En Europa destacaron la British Society for Music Therapy (Reino Unido), las universidades de París, Montpellier y Burdeos impartiendo formación en musicoterapia y la Federación Italiana de asociaciones de musicoterapia.
En España hay que esperar hasta mediados del siglo XX para encontrar indicios de actividades musicoterapeutas, aunque hay indicios de que se practicaban desde comienzos de siglo. En 1974 se creó la Asociación Española de Musicoterapia pero aún actualmente existe el problema de la falta de reconocimiento profesional que experimenta el musicoterapeuta. 

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